Hoy querría hablar de la relación entre las asociaciones de pacientes y las empresas, entre las que desde hace tiempo existen vínculos de colaboración que, paradójicamente, cuentan con muy mala prensa. Personalmente creo que esto surge del desconocimiento de cuáles son los pilares en los que se basan: la transparencia y el respeto mutuo.
Lo que está claro es que hay que diferenciar entre la relación que mantienen con las asociaciones de pacientes, por medio de departamentos especializados en pacientes (todo un acierto desde mi punto de vista); de su actividad puramente comercial. Y es que, si analizamos el motivo último de cualquier empresa, vemos que no es otro que el de ganar dinero. Si esto no fuera así, no serían empresas, sino entidades sin ánimo de lucro, y la investigación y los avances en productos no llegarían a los pacientes.
Pero esto no quiere decir que no puedan tener otros objetivos que les generen valor añadido intangible, como es su compromiso con la sociedad, con determinados colectivos como, en este caso los pacientes, apoyando a las asociaciones para sacar adelante charlas, cursos o jornadas formativas para mejorar el conocimiento que tienen de su patología.
Y es aquí, precisamente, en donde colaboramos, empresas y asociaciones de pacientes, con total transparencia y estableciendo alianzas estratégicas para ambas partes. Para las primeras, al materializar su compromiso social, y para las segundas al  poder ofrecer acciones de formación que contribuyen, en definitiva, a mejorar la calidad de vida de los pacientes.