Cuando comencé a escribir en este blog, me dije que iba a ser un espacio en el que  quería expresar los sentimientos e ideas que se me pasaran por la cabeza; hoy es uno de esos post, y también sin duda alguna, uno de las más duros y difíciles.
Comenzaré reconociendo que sólo el respeto hacia tod@s vosotr@s me anima a escribirlo, porque el pasado fin de semana he sido objeto, en el entorno online, de una campaña contra mi persona y la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE).
No logro comprender la ausencia de profesionalidad de una persona que acude a una reunión de trabajo en equipo y que saca sus propias conclusiones, y las traslada a las redes sociales como afirmaciones de FEDE o mías propias. He de reconocer que, en ese encuentro al que he hecho referencia antes, salieron muchas cosas, e incluso reproches que me sorprendieron. Pero todos ellos muy interesantes y que sabía que, en FEDE, se deben analizar, reflexionar y actuar para mejorar. Al menos eso pensaba yo.
No obstante, tras esta reunión se me ha acusado de hacer o decir cosas que son completamente falsas. Se ha utilizado el termino UNIÓN para crear dos bandos (“conmigo o contra mí”) y para acusarme de cosas que no termino de comprender, cuando soy un firme defensor de la unidad de todas las asociaciones y los agentes implicados en la lucha contra la diabetes. Siempre defenderé que, unidos, es el mejor camino para conseguir más respeto y calidad de vida para las personas con diabetes. Y es que, después de 14 años luchando por el colectivo, por primera vez me siento desmoralizado.
Si bien es cierto que se hayan podido cometer errores, el ámbito online no creo que sea el foro para exponerlas y solucionarlas. Y por mucha libertad que las redes sociales nos permitan para expresarnos, en ellas  NO TODO VALE. Además, determinados comportamientos sólo consigue una cosa: debilitar al colectivo de pacientes con diabetes.

Podría seguir escribiendo, pero no soy capaz de continuar. Como muy bien he dicho antes, no es el espacio adecuado. Hablaré cuando tenga que hablar, y en el lugar y en el momento oportuno. Tengo muy claro que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Yo, por respeto, guardaré silencio.