El pasado martes tuve una jornada bastante intensa y productiva en Madrid, concretamente, en el Congreso de los Diputados, donde representantes de FEDE nos reunimos con los responsables de Sanidad de las principales fuerzas políticas de España.

Tras semanas de duro trabajo, preparando todo el material y toda la documentación necesaria para exponer nuestras demandas y para acreditar nuestros argumentos, llega el día de las reuniones y justo antes de entrar es cuando tomas consciencia de la enorme trascendencia que tienen esas citas que están a punto de comenzar. Porque de estas, y de las decisiones que, a posteriori, pueda tomar la Cámara Baja va a depender el futuro de las personas con diabetes, en definitiva, nuestra calidad de vida. Es necesario, y muy importante, hacer ver a los políticos el gran colectivo que somos, tanto en número como en fuerza, y trasladarles nuestros problemas cotidianos, una tarea que, sin duda, conlleva una gran responsabilidad.

Sin duda fue un día muy intenso; y hoy, en la reflexión que he podido realizar estas últimas horas, uno de los primeros recuerdos que me han venido a la cabeza ha sido una frase que suele decir mi amigo y vicepresidente 1º de FEDE, Aureliano Ruiz: “La realidad es que al final somos las asociaciones de pacientes las que con errores y aciertos estamos al pie del cañón trabajando todos los días del año por los pacientes”. Probablemente esta frase se abrió paso entre mis pensamientos porque, en parte, soy consciente de que la sociedad no valora en su justa medida ese trabajo tan duro y en silencio que hacemos cada día y que está íntimamente ligado con las mejoras que, poco a poco, se han logrado en la calidad de vida de los pacientes.

Para mí, por encima de todo está el esfuerzo y la dedicación que, de forma desinteresada y voluntaria, muchos de nosotros hacemos cada día. Doy las gracias a todos y cada uno de ellos y los animo a que lo sigan haciendo.
El trabajo y el esfuerzo SÍ merecen la pena.